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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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03-05-2018

LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES Y LOS ABUSOS DE SINDICALISTAS

 

SURda

Notas

Esteban Valenti

 


Ayer se conmemoró un nuevo día internacional de los trabajadores. No del trabajo, sino de los trabajadores, fueron los regimenes corporativistas y reaccionarios que quisieron cambiarle el carácter.

Los orígenes de la celebración están directamente relacionados con la lucha por las ocho horas de trabajo para todos los trabajadores, cuando en todo el mundo y en particular en los Estados Unidos comenzaba la Revolución Industrial.

Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de: «ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso».? En este contexto se produjeron varios movimientos; en 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, «salvo caso de necesidad».

El 1 de mayo de 1886, 200 000 trabajadores iniciaron la huelga mientras que otros 200 000 obtenían esa conquista con la simple amenaza de paro.

En Chicago, donde las condiciones de los trabajadores eran mucho peor que en otras ciudades del país, las movilizaciones siguieron los días 2 y 3 de mayo. La única fábrica que trabajaba era la fábrica de maquinaria agrícola McCormick que estaba en huelga desde el 16 de febrero porque querían descontar a los obreros una cantidad de sus salarios para la construcción de una iglesia. La producción se mantenía a base a los carneros. El día 2, la policía había disuelto violentamente una manifestación de más de 50 000 personas y el día 3 se celebraba una concentración en frente de sus puertas; cuando estaba en la tribuna el anarquista August Spies, sonó la sirena de salida de un turno de rompehuelgas. Los concentrados se lanzaron sobre los "scabs" (amarillos) comenzando una pelea campal. Una compañía de policías, sin aviso alguno, procedió a disparar a quemarropa sobre la gente produciendo 6 muertos y varias decenas de heridos.

El periodista Adolf Fischer, redactor del Arbeiter Zeitung, corrió a su periódico donde redactó una proclama (que luego se utilizaría como principal prueba acusatoria en el juicio que le llevó a la horca) imprimiendo 25 000 volantes.

Por esa huelga y las posteriores manifestaciones fueron condenados varios trabajadores a la horca. Y a partir de allí la Internacional definió el 1º. De mayo como el día internacional de los trabajadores. Un día de lucha.

En Uruguay el 1 de mayo de 1983 fue una de las grandes jornadas de la lucha contra la dictadura y de reivindicación por obreros y estudiantes de la democracia y las libertades.

Siempre es bueno recordarlo, no solo para los propios trabajadores, sino para todos los que creemos en el progreso, en el avance y las conquistas sociales, no como dádiva sino como parte de la batalla permanente por los derechos y las libertades.

Y ahora me voy a ganar unos cuantos "amigos", no me importa jugar con la cobardía y con el silencio, mascullar mis opiniones en los rincones cuando las situaciones explotan a la vista de todos. Hace pocos días uno de los gremios más poderosos, con una tradición heroica de lucha durante la dictadura dejó al país sin combustible, durante un feriado largo, con muchos uruguayos y turistas extranjeros desplazándose por el país. La Federación Ancap.

Esa misma Federación ANCAP que tuvo al frente de la principal empresa del país a varios de sus dirigentes, como en ningún otro caso ni en ninguna otra empresa pública. Esa misma Federación que nunca, jamás se le ocurrió manifestar en las puertas de directorio, cuando el Ki Chororo estuvo dos años parado con la tripulación a bordo utilizándolo como un hotel flotante y cobrando naturalmente sus sueldos sin hacer nada. Mientras Ancap contrataba otro empujador por varios millones de dólares.

Nunca se les ocurrió hacer una huelga, un paro a lo largo de muchos años de una gestión desastrosa, destructiva de ANCAP por parte de los anteriores directorios, en casi todas las empresas, la pública y las de derecho privado. Eso no les preocupaba, total había empleos a troche y moche,  horas extras a destajo y despilfarro generalizado.

¿Los vieron ustedes paralizando la Tablada para denunciar alguna de las barbaridades que se cometieron durante esa gestión que nos hizo perder 800 millones de dólares, más los cientos de millones que no se pagaron porque el MEF adelantó el pago a PDVSA?

El actual directorio, que por ejemplo redujo drásticamente el estratégico número de jardineros en las plantas de cemento, quiere reducir las pérdidas y llevar la empresa a tener al menos un empate, no seguir perdiendo dinero público cuando el precio del Pórtland en Uruguay es muy superior al de toda la región y la empresa privada que compite con ANCAP gana decenas de millones de dólares. ¿Es un gran pecado antiobrero?

Lo que es un pecado antipatria es pretender que se siga derrochando la plata y la confianza de los uruguayos en una empresa estratégica, para satisfacer privilegios de una mínima porción de trabajadores. Ancap no es de la FANCAP, es de los uruguayos.

Se cerró el servicio de salud especial y absurdo que desconocía el funcionamiento del Sistema Nacional Integrado de Salud y ninguno de los catastróficos vaticinios del actual sindicato se cumplieron. Un ejemplo más del sentido de propiedad absurdo de ese grupo reducido de trabajadores, como el de la tripulación de un barco como en ANCAP IX totalmente obsoleto que hay que mantener en funcionamiento para asegurar el empleo a 23 personas.

Y la lista sería interminable, pero lo grave no es la lista, los episodios, es que en una parte del movimiento sindical han confundido las responsabilidades de un gobierno progresista, que no está al servicio de ellos, de su restringida visión del país, sino al servicio de la nación. Eso es el progresismo.

Los sueldos que sobran, los gastos desproporcionados las grandes inversiones realizadas en esa empresa a mano abierta, el manejo financiero, publicitario, viajero, tarjetero, en la logística, en los nuevos negocios han afectado un valor fundamental, la confianza de los uruguayos en ANCAP y en general en las empresas públicas.

Lo que este gobierno debe demostrar todavía es que un pequeño grupo de funcionarios, algo así como 14 concentrados frente a La Tablada no pueden paralizar medio país, deben existir normas automáticas y bien precisas para evitarlo y debe aplicarse la voluntad política e institucional de parte del gobierno para que no vuelva a suceder.

Y los ministerios y el directorio de ANCAP que están negociando con FANCAP deben tener más claro que nunca que están negociando no solo con nuestra plata, pero sobre todo con nuestros derechos, nuestras libertades como sociedad.

Nadie tiene derecho a confundir los derechos de los trabajadores con  los privilegios y los abusos de un reducido grupo de sindicalistas.

Fuente: http://www.uypress.net

 


 
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